La ciberseguridad es un aspecto fundamental para cualquier empresa que quiera proteger su información, sus activos y su reputación. Los riesgos de seguridad digital abarcan eventos tanto de ataques externos como de fallos internos en los procesos tecnológicos, lo cual puede desencadenar la caída del sistema. 

Estos riesgos pueden comprometer la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los datos y sistemas de una organización. Consecuencias severas como pérdidas económicas, daños a la imagen y sanciones legales, e incluso amenazas a la seguridad física de las personas, pueden surgir a raíz de estos peligros.

El avance de la digitalización ha potenciado el valor de los datos para las organizaciones, generando un aumento en las amenazas cibernéticas. Este incremento se debe a la creciente digitalización, la mayor conectividad, movilidad y la fuerte dependencia de las tecnologías de la información. 

En este escenario, los ciberdelincuentes han incrementado tanto su cantidad como la sofisticación de sus métodos. Utilizan estrategias variadas y sofisticadas como el phishing, el ransomware, el robo de identidad, el sabotaje y el espionaje para atacar a sus víctimas. Esta realidad plantea desafíos importantes para la protección de la información, activos y reputación de las empresas en un entorno donde el valor de los datos es cada vez más relevante.



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¿Cuáles son los principales riesgos de ciberseguridad?

Los principales riesgos de ciberseguridad que enfrentan las empresas son:

  1. Instalación de software malicioso: Instalación de un tipo de software que tiene como objetivo infiltrarse, afectar o dañar una computadora sin que el usuario lo detecte.

  2. Acceso intrusivo a los sistemas de información: Conjunto de técnicas diseñadas para obtener acceso no autorizado a un sistema de información. El sistema de información engloba aplicaciones, servicios, activos de tecnología de la información y otros componentes que facilitan su gestión.

  3. Revelación de información que compromete al sistema: El usuario (colaboradores y clientes) es persuadido a realizar una acción necesaria para afectar el sistema, o entregar información, la cual usará el atacante para realizar una acción fraudulenta. Ej. abrir un archivo adjunto o abrir una página web, falsos, donde el usuario entrega información al delincuente creyendo que lo hace a una entidad de confianza.

  4. Uso inadecuado de los recursos de la organización: Colaboradores que aprovechan su rol para utilizar los recursos con fines diferentes a los asignados. Ejemplo: Modificación de los perfiles de acceso, sin la autorización requerida, utilización las licencias de software provista por la organización con fines personales.

  5. Apropiación, pérdida o daño de recursos físicos que ocasionen la destrucción o desaparición de la información almacenada: Sustracción, robo, o hurto, daño o deterioro, y extravío de elementos físicos provistos por la organización para el desarrollo de la operación, que afecten la información.  informático.

  6. Fallas o deficiencia en las funcionalidades de los aplicativos o sistemas de la organización: Entre los desafíos comunes se encuentran errores humanos, como la introducción incorrecta de datos u operaciones, fallas en los equipos tecnológicos, ejecuciones incorrectas o errores de software, excesiva actividad del sistema o una demanda de servicios que degrada la ejecución, y mal funcionamiento de los equipos de cómputo y red. Todos estos pueden resultar en impactos adversos o daños a la información y a los sistemas informáticos, especialmente ante cambios significativos en la organización.

  7. Daños o afectaciones de carácter ambiental a las instalaciones o recintos donde se procesa y resguarda información: Desastres ambientales incluyendo tormentas, terremotos, incendios, así como daño material no intencionado de sistemas de cómputo, red o ambiente físico, caídas o fallas temporales del sistema eléctrico, daño o pérdidas de las comunicaciones, interferencia maliciosa de las comunicaciones inalámbricas.

  8. Fallas por errores de diseño, arquitectura y desarrollo que afecten la funcionalidad y seguridad de los sistemas: Incumplimiento en los ciclos de vida y buenas prácticas de desarrollo, mala calidad del código, y/o manipulación incorrecta del mismo, incorrecta implementación de las características de la plataforma o de los controles de seguridad y errores en la arquitectura de la aplicación.

  9. Interceptación, escucha o alteración de tráfico de la red: Daño o pérdida de información por interceptación en las redes, sobrecargas del sistema por peticiones autorizadas o no autorizadas, peticiones de orígenes sospechosos, detección de firmas maliciosas, detección de umbrales de tráfico anormales, ataques de fuerza bruta. 

  10. Pérdida de disponibilidad de servicios críticos: Pérdida de disponibilidad de servicios a causa de ataques, errores humanos,fallas en planeación, fallas físicas, ausencia de planes de respaldo, deterioro de equipos. 

  11. Pérdida de seguridad por obsolescencia tecnológica: Pérdida de disponibilidad e integridad de los servicios, exposición de información, vulnerabilidad en los sistemas. 



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¿Cómo gestionar los riesgos de ciberseguridad?

La gestión de riesgos de ciberseguridad es un proceso continuo que implica la identificación, evaluación y mitigación de los riesgos cibernéticos a los que está expuesta una empresa.

 

Identificación de riesgos

El primer paso en la gestión de riesgos de seguridad es identificar, que miden el impacto y la probabilidad de ocurrencia a los que está expuesta la empresa. Esto se logra mediante una evaluación de riesgos, que es un proceso que identifica, clasifica y evalúa los activos de información, las amenazas y las vulnerabilidades en una empresa.

 

Evaluación de riesgos

La evaluación de riesgos representa el paso crítico en la gestión de la ciberseguridad. Para realizar esta evaluación, se emplean distintas metodologías que se adaptan a las necesidades y al nivel de madurez de la organización. Entre estas metodologías se encuentran los modelos Delphi, paneles de expertos, análisis histórico y entrevistas, entre otros. Cada uno de estos enfoques puede requerir datos y eventos históricos tanto públicos como privados para generar un análisis completo y certero.

La evaluación puede derivar en dos tipos de resultados principales: cualitativos o cuantitativos. La evaluación cuantitativa se enfoca en cuantificar las posibles pérdidas que la empresa podría enfrentar si una amenaza se materializa. Por otro lado, la evaluación cualitativa se centra en medir el nivel de afectación, utilizando escalas que combinan la probabilidad de ocurrencia con el impacto potencial del evento.

Una vez identificados y evaluados los riesgos, es posible determinar su impacto potencial en la organización. Esta evaluación es esencial para comprender la gravedad de cada riesgo y, a partir de allí, generar recomendaciones concretas para mitigarlos. 

Las escalas de evaluación pueden variar, desde modelos estandarizados con 5 o 3 escalas, hasta escalas numéricas de 0 a 100 o de 0 a 10. Esta diversidad permite adaptar el análisis a las particularidades de cada empresa y facilitar la toma de decisiones en la gestión de riesgos de ciberseguridad.

 

Mitigación de riesgos

Una vez que se han evaluado los peligros, es necesario mitigarlos para reducir su impacto potencial. La mitigación de peligro puede incluir una serie de medidas, como:

  • Implementar controles de seguridad, como firewalls, antivirus y software de gestión de contraseñas.
  • Capacitar a los empleados sobre seguridad cibernética.
  • Realizar copias de seguridad de los datos de la empresa de forma regular.

Sin embargo, el modelo de control de ciberseguridad abarca diversos aspectos distintos aspectos como:

  • Controles de todo tipo: administrativos, técnicos, operativos, procedimentales
  • Controles manuales y automáticos
  • Controles preventivos, detectivos, disuasivos y reactivos
  • Además, se pueden agrupar según categorías como control interno, control interactivo, límites y creencias

Estrategia de gestión de riesgos de ciberseguridad

Una estrategia de gestión de riesgos de ciberseguridad es un documento que establece el marco para la gestión de riesgos cibernéticos en una empresa. La estrategia debe incluir lo siguiente:

  • Una descripción de los activos y procesos de la empresa que son vulnerables a los ciberataques
  • Lista de las amenazas y vulnerabilidades a las que están expuestos estos activos
  • Evaluación de los riesgos cibernéticos a los que está expuesta la empresa
  • Una serie de medidas para mitigar los riesgos de seguridad digital
  • Gestión de riesgos laborales, empresariales y corporativos

La gestión de riesgos cibernéticos es un componente importante de la gestión de riesgos empresariales. Una estrategia integral de gestión de riesgos debe abordar los riesgos cibernéticos, evaluando amenazas, estableciendo políticas sólidas, educando a empleados, implementando medidas tecnológicas, desarrollando un plan de respuesta a incidentes, monitoreando continuamente y cumpliendo normativas. La colaboración con expertos externos refuerza la capacidad de anticipar y mitigar amenazas en un entorno digital interconectado.

Ciberseguridad como ventaja competitiva para las empresas

La ciberseguridad es un tema cada vez más importante para las empresas de todos los tamaños. Las empresas que no cuenten con una estrategia de gestión de riesgos de ciberseguridad eficaz están expuestas a un mayor peligro de sufrir un ciberataque.

La ciberseguridad no solo es una obligación legal y una necesidad operativa, sino también una oportunidad competitiva y una ventaja diferencial. Las empresas que invierten en ciberseguridad pueden mejorar su eficiencia, su innovación, su confianza y su reputación. Por eso, es fundamental que las empresas tomen conciencia de los riesgos de ciberseguridad y los gestionen adecuadamente. Si deseas seguir informándote sobre la ciberseguridad para las empresas ingresa aquí. 

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